Conocida como CAI, la calidad del aire interior es esencial para garantizar el bienestar en los espacios que se habitan de forma regular. Por ello, es importante que se mantengan con un aire limpio y renovado. El término de aire interior se refiere a aquellos espacios interiores que no son industriales, como viviendas, oficinas o edificios de acceso público. En torno al 90% de nuestro tiempo lo pasamos en espacios interiores, por lo que la calidad del aire interior es fundamental, ya que se trata del aire que respiramos y, este, tiene una implicación directa en nuestra salud.
Es evidente que la calidad del aire exterior depende de la contaminación asociada a los vehículos, los procesos industriales, los productos químicos… pero, en relación con el aire interior, es muy diferente. En primer lugar, las fuentes contaminantes del aire interior son muy amplias y variables, ya que dependen de múltiples factores. Estas fuentes contaminantes del aire interior, aunque tienen niveles de contaminación bajos, suelen ser muy prolongadas. Además, existen pocos métodos para poder analizar la calidad del aire interior.

¿Cuáles son los estándares de la calidad del aire?
Como se ha comentado, la calidad del ambiente interior depende de muchos factores, como la temperatura, la humedad, el ruido, la velocidad del aire… La OMS, Organización Mundial de la Salud, asegura que el aire interior puede estar hasta cinco veces más contaminado que el aire externo. La mala calidad del aire afecta a la salud, causando falta de concentración, perdida de productividad, depresión… por ello, es se recalca la importancia de una correcta ventilación y limpieza.
Tanto el Código Técnico de la Edificación como en el Reglamento de las Instalaciones Térmicas de los Edificios, se recogen los parámetros que deben cumplirse para garantizar una buena calidad del aire interior. Estos requisitos son los siguientes:
- Los niveles de CO₂ deben estar siempre por debajo de 900 PPM.
- Se debe mantener siempre un caudal mínimo de 1,5 l/s por espacio habitado, aunque no haya personas en el interior.
- Hay que asegurar una correcta filtración del aire externo para ayudar a la ventilación y eliminación del polvo, ácaros u otras partículas que pueden encontrarse en espacios interiores.
- Realizar una ventilación de forma habitual y correcta, manteniendo los niveles de humedad fijados, entre el 40% y el 60%.
¿Cómo se mide la calidad del aire interior?
Podemos medir la calidad del aire interior a través de diferentes formas:
- Grado de satisfacción de los usuarios: Es necesario conocer, a través de los usuarios, el grano de satisfacción del aire que respiran. Este se lleva a cabo a través del olfato, reconociendo si causa molestias, puesto que los humanos somos sensibles a los efectos de michos compuestos químicos.
- Toma de muestras y procesos analíticos: A través de evaluaciones mediante toma de muestras y el análisis de ellas, se puede conocer la concentración de agentes contaminantes que se encuentran en el aire interior. Estos métodos tienen mayor rapidez y más eficacia.

Contaminantes del aire interior
El aire interior puede estar contaminado por químicos, compuestos orgánicos volátiles, dióxido de carbono o partículas biológicas.
Los agentes patógenos son los microorganismos que están presentes en los contaminantes biológicos del aire y que puedes producir daños. Los más habituales son los hongos, las bacterias o los virus. Ahora, hablaremos de su importancia en la calidad del aire interior en edificios:
- Los agentes infecciosos pueden provocar enfermedades que se transmiten a través del aire, como sería la gripe, el covid-19 o el sarampión.
- Los antígenos son las sustancias que, al entrar en contacto con el humano, provocan una respuesta, como podría ser las alergias.
- Las toxinas derivan de microorganismos y pueden tener consecuencias nocivas en las personas.
Consecuencias del aire contaminado en la salud
La mala calidad del aire interior provoca, principalmente, enfermedades cardiovasculares o respiratorias. Destacamos:
- Oculares: Puede provocar irritación en la zona ocular, sequedad, picor, enrojecimiento…
- Respiratorias: Normalmente, se produce congestión nasal, goteo, estornudos, dolor de garganta, picos o escozor.
- Pulmones: Provoca sensación de ahogo, bronquitis, tos seca…
- En la piel: Picor, enrojecimiento, sequedad.
- General: También hay casos de somnolencia, náuseas, ansiedad, mareos o dificultad para concentrarse.
Normativa CTE DB HS3 sobre la calidad del aire interior
La normativa HS3 del Código Técnico de la Edificación afecta a las edificaciones de viviendas, almacenes, aparcamientos e incluso trasteros, es decir, todos los espacios interiores de uso comercial, social o laboral.
Su cumplimiento es muy importante para poder asegurar una buena circulación del aire y, al mismo tiempo, espacios saludables.
Mantener los espacios limpios
A continuación, dejamos unos consejos que pueden mejorar la calidad del aire de los hogares:
- Evitar las acciones que aumenten los niveles de humedad: Un ejemplo podría ser el secado de la ropa en el interior de la vivienda.
- Usar aspiradores para eliminar las partículas de polvo
- Utilizar purificadores de aire para eliminar los ácaros
- Disminuir el uso de productos químicos que se destinan a la limpieza
- Quitar alfombras o limpiarlas de forma habitual
- Contar con plantas para que ayuden en el filtrado de contaminantes.
- Revisar los sistemas de extracción de humo, como las campanas.
- Realizar ventilación natural, creando corrientes de aire.