Como se muestra en el informe de Sistemas eficientes y renovables en edificación, creado por la Asociación de Fabricantes de Generadores y Emisores de Calor, FEFECA, más del 50% de energía consumida se destina a la calefacción y refrigeración, sobre todo de las viviendas. Una gran parte de esta energía se malgasta, ya que los aparatos utilizados son ineficientes.
Por ello, el Real Decreto de Instalaciones Térmicas, indica que en cualquier obra nueva debe instalarse una caldera mural de condensación. Esto es debido a que, estas, reducen las emisiones de óxido de nitrógeno y dióxido de carbono y, por lo tanto, son cuidadosas con el medio ambiente. Asimismo, este tipo de calderas suponen un gran ahorro en gas, hecho que la convierte en la favorita de todo aquel que quiere ahorrar.

¿Cuál es el funcionamiento de las calderas de condensación?
Asimismo, estas calderas son capaces de, además de utilizar el poder calorífico proveniente de un combustible, también utilizan el propio calor generado.
¿Cuáles son las ventajas de las calderas de condensación?
A continuación, te explicamos cuáles son las ventajas más relevantes en relación a las calderas murales de condensación:
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Eficiencia
Debido a su funcionamiento, son las calderas más eficientes que existen actualmente en el mercado, ya que consiguen un rendimiento muy cercano al 100%. Esto se debe a que estas calderas, como ya hemos comentado, son capaces de recuperar el calor latente y aprovecharlo.
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Ahorro
Al conseguir un rendimiento muy elevado, se ahorra hasta un 30% en el consumo de energía en comparación con otros tipos de calderas que no utilizan el mismo sistema. El resultado: un ahorro extra en las facturas del gas.
Cabe destacar que, el adquirir una caldera de condensación, en comparación con una caldera tradicional, se amortiza en 3 años, gracias al ahorro en la factura de gas.
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Menos contaminación
Al aprovechar su propio calor latente no emite tanta cantidad de gases contaminantes. Las emisiones de óxido de nitrógeno y dióxido de carbono se pueden reducir hasta un 70%. Por lo que la inversión en este tipo de calderas ayuda a reducir las emisiones de gases que provocan el conocido cambio climático o el efecto invernadero.
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Regulación
Este tipo de calderas se adaptan a cualquier demanda, puesto que la potencia mínima es baja y funcionan sin paradas. Las calderas tradicionales, en cambio, necesitan que la temperatura del agua y de los humos sea más elevada que la temperatura de los gases que emite. Por ello, con las calderas de condensación se obtiene un gran ahorro.
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Silenciosas
Este tipo de caldera funciona sin pararse, por lo que se evita el sonido de encendido y apagado y, además, el ventilador es modulante, se adapta a la cantidad de combustible que se quema.

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